Tuesday, April 28, 2009

¿Nota autobiográfica?

Nací en Cuba, en la ciudad de Santa Clara a las 7 y 40 de la noche del 26 de Septiembre de 1959. Un tiempo y un lugar del que creo será siempre mi deber acordarme. En cuanto a cualquier posible pasión cervantina; también es cierto. Me refiero al arduo peregrinaje a la Roma de un Texto Fundamental. ¡Claro! Con la llegada de una relativa madurez uno se va curando de todos esos excesos, y espera entonces llegar a no tomarse definitivamente en serio, pues empieza a conocer sus frágiles límites, sus puntos hilarantes, y que, al final, sólo quedan unas dos o tres obsesiones con las cuales saldar cuentas "literarias". Porque la literatura sólo es, para decirlo parafraseando a Borges: "la diversa entonación de dos o tres obsesiones". Y ya nada tiene mucha importancia, tan sólo la necesidad intrínseca de apuntar algunos testimonios.
En cuanto al tiempo recorrido, todo ha sido un desastre, por eso es que me concilio tanto con lo vivido, al menos espero no haber transigido del todo. Dejé la enseñanza media a los 17 años para dedicarme a estudiar, a esa decisión le debo todas mis faltas de ortografía y la dolorosa soledad de un cuarto de estudio; la pasión Unamuno; la pasión Rimbaud; la pasión Dulcinea del Toboso; como se ve todo un concierto de nobles pasiones. En cuanto a las pasiones innobles -que son a veces las más vitales y necesarias, las irrenunciables- trato de dar honesto testimonio en mis textos, por eso invito al lector a que lea. ¿Saben? Me angustia mucho no ser leído, pero me angustia más no tener el valor para dar el testimonio exacto. Algún día lo lograré. En cuanto a mi estancia en Miami, llegué a esa ciudad hace ya 20 años, algo me expulsó de Cuba, me dejó rendido en la otra orilla como un cuerpo exánime que es arrojado con furia después de un fuerte vendaval. Le debo a Miami la sabiduría de creer en muy pocas cosas, aunque, al fin y al cabo, luego de tantos años transcurridos, después del tonto hastío en la ciudad de los saldos, Estados Unidos empieza a devenir un lugar paradójicamente querible y mío. Espero todavía poder vivir unos 20 años más que me permitan compilar algunos estudios, y, si no los viviera, espero, de todos modos, poder pasármelo bien.
Longwood y 2007

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